Graves deficiencias en la recuperación de estos lagos glaciares

Algunos ibones del Pirineo aragonés (Ip, Arrieles, Respomuso, Campoplano, Bachimaña, Brazatos, Bramatueros, Azul, Marboré, Urdiceto y Llauset), o más bien lo que queda de ellos, son codiciados por su rendimiento energético y económico y han tenido un fuerte aprovechamiento hidroeléctrico durante medio siglo. Los ibones a los que nos referimos en estas líneas, pertenecen en ciertos casos a espacios naturales protegidos, en otros, a la Red Natura 2000 y todos están incluidos dentro del ámbito de aplicación del Plan de Recuperación del Quebrantahuesos.

María Grau García

En abril de 1999, las instituciones responsables decidieron elaborar un Convenio de colaboración para restituir la afección paisajística y la merma de los recursos naturales que los aprovechamientos hidroeléctricos estaban desencadenando. El acuerdo de colaboración fue un elemento importante en las campañas públicas institucionales, ya que recuperar lo que uno mismo ha ensuciado, si además es aderezado con una foto de un espacio natural en el fondo, parece bien valorado dentro del mundo de la política.

Sin embargo, los presupuestos elaborados a finales de 1999 no contemplaron fondos para esta recuperación. Este vacío perduró hasta 2004. En este año, diferentes Administraciones Públicas y entidades –Diputación General de Aragón, Confederación Hidrográfica del Ebro, Endesa (promotora del aprovechamiento), Obra Social de Ibercaja, Fundación Endesa y los Ayuntamientos de Canfranc, Sallent de Gállego, Panticosa, Bielsa y Montanuy– configuraron el marco de acción para la conservación de los valores naturales y la mejora de un paisaje que ellas mismas decidieron alterar y degradar para obtener electricidad.

Así se firmó un nuevo convenio el 8 de octubre de 2004, que en su artículo 1º establecía como objetivo “la ejecución de actuaciones de adecuación ambiental de Los Ibones con el fin de eliminar o reducir impactos ambientales, especialmente los paisajísticos, producidos por las obras realizadas en los mismos con la finalidad de su aprovechamiento hidroeléctrico”. Su coste se estimó en 1.923.000 euros, y su duración de 2004 a 2006.

También, el 17 de mayo de 2005, el INAGA (Instituto Aragonés de Gestión Ambiental) elaboro el “Informe relativo a la ejecución de los trabajos de limpieza y acondicionamiento de los Ibones del Pirineo Aragonés…” que define las actuaciones como “obras para disminuir el impacto paisajístico de antiguas edificaciones e instalaciones de producción eléctrica actualmente de la titularidad de Endesa en diversos montes de utilidad pública y propiciar la regeneración de las áreas afectadas”.

Dicho informe especifica la situación de los ibones como Monumentos Naturales de los Glaciares Pirenaicos o del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y los cataloga como Espacios Frágiles. Además, cita la normativa que regula el Plan de Protección de los Glaciares, en la que se recoge la prohibición del abandono de residuos dentro de dichos espacios. Del contraste con el modo en que se está llevando a cabo la recuperación –dejando gran cantidad de escombros y todo tipo de materiales en el terreno, entre otros problemas– y la lectura de la normativa queda claro que el Departamento de Medio Ambiente ha autorizado diversas actuaciones que vulneran la legislación que el mismo Departamento promueve. También, a raíz de una denuncia presentada por Ecologistas en Acción, el Seprona emitió un informe-denuncia donde se hace eco de esta situación.

Ante el olvido en la aplicación de esta normativa sólo se puede pensar que prima la preocupación en contabilizar los euros ganados y se olvida que, aunque la naturaleza no cobre impuestos sobre el uso de sus recursos, se paga un alto precio muy difícil de cuantificar.

Al firmar el convenio de 2004 se estableció su finalización en el presente año, 2006, sin que hasta la fecha se haya ejecutado ni un tercio de las actuaciones detalladas. Desde Ecologistas en Acción apoyamos totalmente la recuperación de estas zonas de alta montaña, lo que no significa ni mucho menos que nos parezca bien la creación de vertederos in situ. En todos aquellos ibones donde técnicamente sea viable se debe proceder a la retirada de los materiales. Al fin y al cabo, la empresa que explota dichos aprovechamientos continúa ganando dinero con ellos.