Mañana no compramos. Una jornada mundial cuestiona el actual modelo de producción y consumo y apunta hacia un sistema que no nos hace felices ni está destinado a satisfacer necesidades. Ecologistas en Acción quiere aprovechar el Día sin Compras, que se celebra este viernes, para reivindicar los verdaderos brotes verdes frente a los viernes negros.

Esta huelga simbólica de compradores se celebra cada año, desde hace más de dos décadas, coincidiendo con una de las jornadas más consumistas en Norteamérica, el llamado «viernes negro». Es el día posterior a Acción de Gracias, en el que se lanzan ofertas para incentivar las compras y disparar la campaña navideña. Cadenas comerciales españolas han decidido este año apuntarse a las promociones especiales, tratando de importar el hiperconsumismo.

En un contexto marcado por la larga crisis, el mensaje oficial insiste en que la recuperación llegará a través de una serie de ajustes, traducidos en recortes en prestaciones sociales y de derechos, y una incentivación del consumo. Así se recuperará el crecimiento económico y con ello se restablecerá la confianza, aumentando una vez más el nivel de consumo. La receta mágica de salir de la crisis con los ingredientes que nos llevaron a ella, olvidando de paso otras crisis, como la ambiental o la de los cuidados. Optar por crecer y comprar, como si el planeta no tuviera límite y el bienestar cupiera en una bolsa de centro comercial.

Mañana es un día para recordar de manera simbólica que este sistema no nos hace felices, ni satisface las necesidades de todos, porque se basa en las desigualdades, en la explotación y la destrucción de los recursos naturales. La decisión de no comprar es una manera de plantear un cambio de modelo, que no explote el planeta sino que esté en paz con él. La sostenibilidad socioambiental, el reparto equitativo de la riqueza, la solidaridad y las relaciones comunitarias de cercanía son principios que deberían marcar la salida de la crisis.

Ya hay brotes verdes, pero distintos a los que se promocionan oficialmente. Son ejemplos de economía ecológica y solidaria que se practica desde distintos movimientos sociales, que apuestan por un cambio de modelo, y que desarrollan alternativas de consumo, como la banca ética, los bancos de tiempo, los grupos de consumo, las cooperativas de comercialización de energías renovables. También alternativas como los mercados sociales, las cooperativas integrales, las ecoaldeas, las ciudades en transición. Actos en diversas ciudades reivindicarán un día para pararse a pensar y dejar de comprar.