Tras la captura de un lince en un lazo en alar autorizado para control de predadores en Castilla-La Mancha, Ecologistas en Acción reclama la retirada inmediata de las homologaciones y autorizaciones dadas por el Ministerio y por las Comunidades Autónomas a estos métodos ya que no son selectivos.

La captura de un lince ibérico en un lazo en alar autorizado para control de zorros a un coto de caza del término municipal de Casas de Lázaro (Albacete) pone de manifiesto que con estas prácticas se está jugando con fuego con la vida de los linces y con la del resto de predadores que se pueden ver atrapados en estos dispositivos.

De la mano de unas directrices aprobadas en octubre de 2011 por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente se han homologado una serie de métodos para el control de predadores en los cotos de caza que se supone que eran selectivos y que no iban a afectar a especies protegidas.

Estos métodos están siendo autorizados por distintas Comunidades Autónomas, entre ellas Extremadura, Madrid, Castilla y León y Castilla-La Mancha. E incluso se impulsan nuevos métodos peligrosos para el lince, como la caja-trampa para gatos actualmente en trámite en Extremadura.

De ellas, Castilla-La Mancha es punta de lanza en todo lo que tenga que ver con dar facilidades a la caza intensiva e insostenible. No contenta con autorizar métodos como el lazo con tope en alar, lazo wisconsin al paso y en alar y lazo propulsado tipo collarum, la Consejería de Agricultura se saltó la exclusión del Ministerio de que no se usaran en zonas de presencia de lince y lobo. Y también permitió batidas de zorro como la que en octubre de 2014 costó la vida a Kenitra, otro lince del programa de reintroducción.

Castilla-La Mancha había decretado también una serie de zonas de presencia estable de lince para prevenir el uso de lazos, sin embargo excluyó del listado las zonas críticas y las zonas de expansión, como el municipio de Casas de Lázaro donde ahora ha sido capturada Llera.

La captura de Llera en uno de estos lazos colocados en alar y las muertes de linces en Castilla-La Mancha, refleja la imprudencia con la que se ha actuado y ha demostrado que las alegaciones presentadas en su día por Ecologistas en Acción estaban en lo cierto, estos métodos no son selectivos y, por tanto, suponen un riesgo grave para especies protegidas.

Lo mismo ocurrió con las cajas-trampa, no fue hasta que en agosto de 2011 murió un lince, en este caso Grazalema, en un coto de caza de la provincia de Ciudad Real que las autoridades no se convencieron de que había que prohibirlas.

Con estas trampas presuntamente selectivas lo único que se hace es capturar todo tipo de especies predadoras que, si no se lesionan, podrían ser devueltas al medio natural. Pero esa decisión no depende de un especialista independiente, sino que depende de quién maneje la trampa y vea el lince o el animal atrapado. Por normativa, las personas encargadas de ello son los propios guardas y gestores de los cotos de caza, por lo que la decisión de avisar o no avisar, de liberar o matar un animal que caiga en una trampa recae sobre ellos.

En el caso de Llera ha habido suerte y el guarda ha avisado, seguramente alertado porque los linces portan transmisores y son especies en peligro de extinción. ¿Qué pasará cuando caiga un lince sin emisor, o un gato montés o un tejón u otra especie en la siguiente ocasión? ¿Avisarán todos los guardas de todas las capturas sobre especies que no sean zorros? Sabemos que la respuesta es no. Siempre habrá un porcentaje de capturas, por pequeño que sea, al que no liberarán, ya que sigue habiendo muchas personas que piensan en estos animales como las “alimañas”, los depredadores a los que acusan injustificadamente de los males que afectan a las especies de caza.

Con el control de predadores, que ya fue culpable de la casi extinción del lince y del lobo al sur del Sistema Central, se está jugando con fuego en la conservación de las especies predadoras. Y ni las Administraciones ni los proyectos europeos como Iberlince quieren verlo ni atajarlo. Al contrario, con el abundante dinero de fondos europeos y las vistosas sueltas de linces, tapan los ojos y oídos de algunos expertos y de la sociedad civil ante el grave problema de conservación que es el control de predadores.

Un ejemplo es suficiente, como lo fue en el caso de la caja-trampa donde murió Grazalema. Ya tenemos el dato cierto de que los alares y los lazos cogen linces y no se puede correr el riesgo de que el próximo no corra la afortunada suerte que ha tenido Llera.

Por todo ello, Ecologistas en Acción exige lo siguiente:

  1. Que se retiren las homologaciones a los métodos de control de predadores vigentes, anulando las órdenes y normas que, como la de Castilla-La Mancha han dado un manto de legalidad a esta perniciosa práctica.
  2. Que se retiren todas las autorizaciones para control de predadores que permitan el uso de lazos y alares en las zonas de presencia, reintroducción, expansión y críticas de lince ibérico.
  3. Que se reúna de inmediato el Grupo de Trabajo sobre control de predadores dependiente del Ministerio de Agricultura, así como el Consejo Regional de Medio Ambiente de Castilla-La Mancha y los de otras comunidades para abordar esta cuestión y reenfocar la práctica hacia modelos serios, sostenibles y no peligrosos.