En diciembre del año pasado una vecina de la aldea de El Tarajal se puso en contacto con nosotros. Por las noches, cuando salía a la puerta de su casa, venía un olor nauseabundo que provenía del río. Pero en aquel momento no hubo ningún socio dispuesto a actuar por su cuenta ni había ninguna asamblea próxima.

Dos meses más tarde esta persona se dirigió al ayuntamiento a hablar con el Concejal de aldeas. Ante el poco interés que observó y al continuar los vertidos se reunió con el Concejal de Infraestructuras. Éste se mostró sorprendido e incrédulo. Se supone que habló con alguien porque esos vertidos dejaron de producirse. La mujer que expresó sus quejas se puso de nuevo en contacto con nosotros y nos dijo que habían desaparecido los olores pero que el agua seguía observándose sucia.

Un compañero nuestro estaba indignado al hablar del tema. Nos contaba que hace seis o siete años paseaba por el interior del río los veranos con su hija pequeña, y ahora, con su otro hijo pequeño no podía hacerlo porque el río estaba mucho más sucio que cuando no había depuradora.

Este compañero nos instó a que realizáramos una asamblea en la que se tratara este tema y a que saliera un grupo de trabajo, en el cuál él quería estar. Antes de convocar la asamblea el compañero estaba sorprendido, pues poco a poco las aguas del río se observaban cada vez más limpias. Este hecho puede ser una casualidad, pero puede que sea consecuencia de que los responsables de los vertidos supieran de nuestro interés y hayan cambiado de estrategia. Desde luego cambiar de estrategia no es dejar de verter residuos, sino hacerlo de otra forma.

Después de un mes y medio sin observarse vertidos, el día 15 de septiembre nos sorprendió el aspecto casi negro del agua. Este episodio nos confirma que desde algún punto de Priego si vierten residuos y que la vigilancia de este hecho es nula por el momento. Agentes de Medio Ambiente, Seprona de la Guardia Civil, Confederación Hidrográfica y la propia Policía Local pueden y deben velar por la calidad de las aguas.

Hay dos datos que nos pueden hacer reflexionar y sacar conclusiones antes de seguir leyendo: el primero es que el 84 % de las aguas de la provincia de Córdoba se depuran, el segundo es que ningún río de la provincia es apto para el baño, salvo la cabecera de algunos arroyos poco caudalosos.

En esta paradoja Priego no es una excepción, disponemos de una depuradora de aguas y si nos acercamos a nuestro río, el mal olor y la apariencia grisácea del agua no invitan al baño. Esta circunstancia puede llevarnos a sacar conclusiones no probadas, pero desde Ecologistas en Acción de Priego no queremos hacerlo. Lo que pretendemos hacer es un seguimiento de la calidad del agua del río durante varios meses, recabar información nuestra e información oficial. Sospechamos que acceder a la información oficial no será fácil, pues la transparencia brilla por su ausencia tanto en la gestión de los políticos como en el agua de nuestro río.

Después de este seguimiento tendremos una opinión más contrastada, y si el río sigue con la misma apariencia, pasaremos a realizar análisis oficiales, denuncias y cuantas acciones consideremos oportunas para que se cumpla con el compromiso y la obligación de depurar el agua y se vigilen otros posibles vertidos provenientes de industrias.

Todo este proceso requiere un esfuerzo personal por parte del grupo de trabajo que se ha constituido de forma totalmente altruista y que tiene como único objetivo que las aguas de nuestro río vayan limpias. Por ello cualquier colaboración será bien recibida.

En este sentido nos ponderemos en contacto con Priego, Agua y Desarrollo y con aficionados al piragüismo, la pesca o al senderismo para pedirles apoyo y colaboración.

Todos los ciudadanos estamos pagando unas tasas para que se depuren las aguas residuales y debemos exigir que se nos preste un servicio de calidad en todo el ciclo integral del agua. También deben saber los ciudadanos que si no hay depuradora, esas tasas no se pagan, pero se paga un canon de vertido que supone una cuantía parecida. Este canon de vertido es empleado para depurar aguas que se extraen para el consumo río abajo. Si pagamos unas tasas por depurar y no se depura el agua, el coste será doble. Los responsables de la depuración se quedan con el dinero y el río, al ir contaminado, debe depurarse.

Para Ecologistas en Acción, la remunicipalización del agua es absolutamente necesaria. Ahora, cuando pagamos la factura en parte a una empresa privada, dicha empresa quiere obtener beneficios e invertir en otros proyectos diferentes fuera de nuestro municipio. La diferencia entre unas tasas y un impuesto es que las tasas es un dinero que paga el ciudadano para que se cubra un servicio y el impuesto pasa a las arcas públicas para emplearlo en cualquier partida presupuestaria. El dinero de las tasas no puede emplearse en otros servicios y mucho menos en pasar a manos de una empresa privada. Pero con la privatización de muchos servicios públicos, lo que pagamos no son tasas y si lo son, tendremos que decir a la Real Academia de la Lengua que cambie la definición de esta palabra.