Desde 1996, con el escultor Eduardo Chillida todavía vivo, las organizaciones ambientales escribieron al escultor y manifestaron su oposición a esta obra de ingeniería en un espacio protegido declarado por ley Monumento Natural por sus valores ecológicos y geológicos; Bien de Interés Cultural por contener en su cima el yacimiento arqueológico de grabados podomorfos (pies tallados en la piedra por la población indígena de la isla) más importante del mundo; Punto de Interés Geológico declarado por Instituto Geológico Minero de España (IGME); y Área de Sensibilidad Ecológica. Además está afectada por el plan de protección de un tesoro botánico, la cuernúa (Caralluma buchardii), un endemismo de Fuerteventura y Lanzarote y catalogada como especie en peligro de extinción. Su entorno más inmediato es una Zona de Especial de Protección para Aves, (ZEPA), fundamental para la preservación de especies de aves esteparias muy vulnerables, como la avutarda-hubara y el corredor sahariano.

En aquellas fechas los grupos ambientales solicitaron al propio escultor la retirada del proyecto por considerar que había demasiados argumentos ecológicos, paisajísticos, territoriales y legales en contra.

Desde entonces las administraciones públicas canarias y estatales han continuado en su empeño de desproteger este patrimonio cultural y natural adaptando normas y leyes con la finalidad de convertir la Montaña de Tindaya en un parque temático, de forma ajena a sus reconocidos valores.

Por ello Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF se dirigen de nuevo al Gobierno de Canarias y al Cabildo de Fuerteventura para reclamar la retirada definitiva del Proyecto Monumental de Tindaya, dado que:

  • Supondría un atentado contra el más emblemático espacio natural y cultural de Fuerteventura cuyas singularidades lo hace único en el mundo.
  • El desarrollo de dicha intervención es incompatible con el espacio que cuenta con el mayor número de figuras de protección del archipiélago canario.
  • Durante más de veinte años tanto los valores ambientales como los culturales de la Montaña de Tindaya han experimentado abandono y degradación sin que se hayan tomado medidas efectivas para garantizar su protección, su reconocimiento y su divulgación.
  • La realización del proyecto supondría enormes costes ambientales y económicos, además de hipotecar este patrimonio público al concederle la explotación de la obra de ingeniería a una empresa privada durante cuarenta años.

Por estas razones pedimos medidas efectivas de conservación y restauración del patrimonio natural, arqueológico y cultural de la Montaña de Tindaya, y la puesta en marcha de un proyecto de uso público respetuoso con sus valores que permita el disfrute, el conocimiento y la comprensión de sus extraordinarios valores patrimoniales.

¡El monumento ya existe!