• Se pretende convertir una tranquila carretera local, que atraviesa los incomparables paisajes ganaderos de Campo Azálvaro en una vía rápida que uniría El Espinar y Ávila.
  • El proyecto no sólo sería ambientalmente indeseable, sino también innecesario: ya existe una conexión rápida entre Ávila y El Espinar a través de la N-110 y la A6.

A caballo entre Segovia y Ávila, el Campo Azalvaro constituye uno de los espacios más singulares del centro peninsular. Modelado durante siglos por la ganadería extensiva, sus paisajes abiertos son cruzados por la cañada real Soriana Occidental y el río Voltoya. Este escenario idílico se enfrenta a una amenaza recurrente: la conversión en una “vía rápida” de la tranquila carretera local que sigue el valle. Un proyecto impulsado por un grupo de empresarios de Ávila, con la connivencia de políticos locales de Ávila y Segovia.

¿Justifica el argumento de la “mejora de las comunicaciones” romper de manera drástica la tranquilidad de uno de los paisajes más singulares de la provincia de Segovia e invertir unos recursos (dinero público) que escasean en campos tan importantes como la sanidad, la educación o los servicios sociales?

En la actualidad, el uso principal de la AV-500/SG-500 es dar acceso a los prados y fincas ganaderas que se ubican a su paso. Esta carretera no tiene problemas de tráfico, dada su baja intensidad circulatoria, gracias al uso principalmente tradicional que tiene desde hace décadas.

Por otra parte, la deseada “conexión rápida” por carretera entre Ávila y El Espinar ya existe: basta con tomar la N-110 a Villacastín (o la autopista AP, que discurre en paralelo) y, a partir de ahí, la A6. La nueva ruta permitiría, en el mejor de los casos, ganar tres o cuatro minutos en relación con la alternativa ya existente.

Considerando estos datos, el pasado 20 de marzo, la Plataforma vecinal creada para oponerse a la ampliación de la carretera, formada por vecinos, organizaciones deportivas, ecologistas y ganaderos, remitió al Consejero de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León 1.500 firmas contra el citado proyecto, elaborado por la Dirección General de Carreteras e Infraestructuras.

Entre las organizaciones que se oponen al proyecto, se encuentran Centaurea y Ecologistas en Acción de Segovia, ambas pertenecientes a la Red Ambientalista Segoviana (RAS). Para los ecologistas este proyecto debe entenderse como un nuevo intento retomar el nefasto negocio de las infraestucturas inútiles, que tan lucrativo resultó para algunos y tan desastroso para la mayoría en los años previos a la crisis.