El masivo, desaforado y especulativo proceso de cementación del territorio supone la destrucción de múltiples espacios naturales. El ritmo irracional de construcción de viviendas es varias veces superior al crecimiento de la población. La concentración de la población en las ciudades, cada vez más grandes, provocan que estas se conviertan en enormes sumideros de energía y materiales cuya reincorporación a los ciclos vitales se hace muy complicada.

Para frenar el crecimiento urbanístico es necesaria una nueva ordenación del territorio, que impida la especulación del suelo y proteja efectivamente, al menos, las costas y las montañas, así como los espacios naturales y agrícolas de la especulación.

¿Qué puedes hacer tú?

  • Renuncia a la posesión de segundas residencias y de mantener viviendas vacías que solo se habitan los meses de verano y algunos fines de semana
  • Si te vas a cambiar de casa en lugar de comprar una de nueva construcción es mejor alquilarla, o en su defecto comprar una vivienda de segunda mano.
  • A la hora de alquilar o comprar una casa pide que te informen de las condiciones térmicas de la vivienda: una estimación del consumo energético (certificación energética) valor del índice de aislamiento, tipo, espesor y colocación del aislamiento, etc. Una vivienda bien aislada consume la mitad de energía que otra que no lo esté para mantener la misma temperatura interior.
  • Ten en cuenta que el arbolado y pantallas vegetales favorecen que nuestra casa esté fresca en verano.