Al abrir un periódico nacional del domingo me quedé desconcertado por dos noticias opuestas allí publicadas. Una daba un resumen del informe publicado por el I.P.C.C. (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático), en el cual recomendaban, (una vez más y con carácter urgente), reducir a la mitad las emisiones de CO2 antes de siete años; de no ser así, llegaríamos a una situación irreversible y alarmante.

Dos páginas más adelante, los fabricantes de coches, “eufóricos”, auguraban un aumento de la venta de vehículos de casi el doble para el horizonte 2015.

Me pregunté: ¿No se han enterado éstos de lo preocupante de la situación? ¿No saben las autoridades, los científicos. los dirigentes, hacer llegar el mensaje, o es que no tienen capacidad para legislar, acaso no pueden planificar el futuro de nuestra civilización? Parece ser que NO.
Continuamos con la fiesta del derroche, del consumo desenfrenado, del crecimiento inconsciente fomentado por unos cuantos en busca de un enriquecimiento sin escrúpulos.

La solución ha de salir de todos nosotros, los consumidores, los actores de esta sociedad. Tomar conciencia será poseer el control de nuestro futuro, manejando así los hilos de nuestra propia realidad y no siendo títeres sin rumbo en un mundo sin esperanza.